2
1.
INTRODUCCIÓN
La adherencia entre acero y hormigón es necesaria para
la interacción entre ambos materiales. Sin esta propiedad,
el hormigón armado es inconcebible en sus aplicaciones,
dado que la barra transmite tensiones al hormigón que le
rodea por medio de la adherencia.
Además, la adherencia acero-hormigón influye sobre la
rigidez de las piezas, y por tanto, sobre su deformabilidad.
El fenómeno de la adherencia tiene su origen en dos tipos
de fenómenos: uno de naturaleza física (físico-química) y
otro de naturaleza mecánica.
De los mecanismos físico-químicos se define la
adhesión, fundamentada a partir de las fuerzas
moleculares desarrolladas en las interfases de contacto.
De los mecanismos de adherencia de naturaleza
mecánica, más importantes en valor absoluto, se
encuentran los fenómenos de rozamiento y acuñamiento.
El rozamiento se originada por la irregularidad de las
superficies cuando se inicia un deslizamiento relativo
entre ellas, y se generan unas tensiones tangenciales en
la superficie de contacto.
La suma de adhesión y rozamiento confiere a las barras
lisas la totalidad de la adherencia, resultando en cambio
una parte relativamente baja de la capacidad total en el
caso de barras corrugadas.
El fenómeno importante de adherencia cuando se trata de
barras corrugadas, es el acuñamiento que sufre el
hormigón al actuar contra él los frentes de las corrugas.
En barra corrugada puede llegar a ser del 70% al 90% de
la tensión última de adherencia. Ello significa que en
barras corrugadas puede, simplificadamente,
considerarse que la totalidad de tracción de la barra se
transfiere al hormigón a través de las corrugas, ignorando
la influencia de la adhesión y rozamiento.
1.1.
Como dimensionar anclajes
En general, y gracias a las elevadas propiedades
resistentes y de adherencia de los productos de anclaje,
su existencia garantiza la completa transmisión de
esfuerzos entre hormigón y acero. Cumpliendo unas
recomendaciones de diámetro de taladro se consigue un
comportamiento idéntico al anclaje de barra de acero
corrugada embebida en hormigón in situ.
Los ensayos realizados demuestran que las
recomendaciones de diseño vigentes para barra en
hormigón in situ son completamente válidas para
anclajes perforados en hormigón endurecido, quedando
siempre del lado de la seguridad respecto el
comportamiento real.
Como norma general, resulta recomendable diseñar los
anclajes de modo que su capacidad resistente se
corresponda con la del acero y no con la del hormigón. Es
decir, conviene garantizar que el acero sea capaz de
alcanzar, ante solicitaciones imprevistas, una tensión
equivalente a su límite elástico sin que, previamente se
agote su capacidad adherente, recomendación que aún
es de mayor interés si la solicitación es de naturaleza
dinámica, pues es el modo de alcanzar un
comportamiento más dúctil.
Para el dimensionamiento de anclajes pasivos en
hormigón endurecido, se recomienda la formulación
para anclaje de armadura longitudinal, descritos en la
normativa EHE Apdo 66.5.2 así como Eurocódigo 2 Env
1992-1-1Apdo 5.2.3.2.
A la hora de proyectar un anclaje, hemos de tener en
cuenta:
1.1.1.
Longitud de anclaje
La longitud de anclaje, pues, es un factor importante
desde el punto de vista de la capacidad resistente del
anclaje, habiéndose observado que, al menos de modo
aproximado, se puede considerar que tal longitud está en
proporción directa con la carga última de tracción, si la
perforación es cilíndrica.
Ø
Barra corrugada
Ø
Taladro
= 1,2
Ø
Barra + 5 mm
L
anclaje
= 10
Ø
Barra